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En las diferentes actividades sociales que se organizan en el Centro podremos observar el nivel de autonomía y socialización de nuestros usuarios. De esta forma analizaremos, por ejemplo, el tipo de relaciones que mantienen con los compañeros, el trato dirigido hacia los cuidadores u otras personas externas que los visitan, la competencia social que manifiestan durante las actividades de tiempo libre, etc.

En primer lugar, tendremos que detectar qué usuarios necesitan desarrollar su habilidad social y, en estos casos, definir qué áreas concretas de la interacción personal deben ser mejoradas.

Evaluaremos individualmente, al menos, los siguientes aspectos:

  • Capacidad para hablar.
  • Destreza para iniciar o mantener conversaciones.
  • Sensatez del discurso.
  • Claridad del habla.
  • Modales.
  • Respeto por los turnos de palabra.

Así, teniendo en cuenta los déficits y capacidades de cada persona, plantearemos objetivos de entrenamiento concretos para mejorar su competencia social y la calidad de sus relaciones sociales.

Aquellos usuarios que lo necesiten podrán aprender a modificar las conductas problemáticas en un taller de entrenamiento en habilidades sociales, de modo que con su participación en este procedimiento educativo, cuyo fin es enseñar a ejecutar a través de actividades, puedan reforzar o adquirir comportamientos habilidosos en las situaciones interpersonales.

Competencias hacia dónde dirigir el entrenamiento en habilidades sociales de nuestros usuarios y que ayudarán a mejorar su conducta.

 

CONDUCTAS ALTERNATIVAS A LA AGRESIVIDAD.

  • Pedir permiso.
  • Compartir cosas, sensaciones y sentimientos.
  • Ayudar a los demás.
  • Aprender a negociar, a consensuar y a llegar a acuerdos.
  • Recurrir al autocontrol en las situaciones difíciles.
  • Defender nuestros derechos cuando los veamos amenazados.
  • Responder a las bromas cuando proceda.
  • Evitar las peleas dialécticas.
  • Saber pedir disculpas.

GESTIÓN ADECUADA DE EMOCIONES.

  • Conocer y expresar sentimientos propios y emociones.
  • Comprender, valorar y respetar los sentimientos y emociones de los demás.
  • Reaccionar pausadamente ante el enfado del interlocutor.
  • Resolver las situaciones que provocan miedo.

RESPETO HACIA LA OTRA PERSONA.

  • Escuchar al otro.
  • Amplificar la capacidad de comprender lo que está queriendo decir.
  • Aprender a formular preguntas.
  • Saber dar las gracias.
  • Saber presentarnos a otros y presentar a los demás.
  • Saber hacer un cumplido desde la honestidad y con afecto.

 

Como profesionales tenemos en cuenta tres notas importantes:

– Los comentarios siempre estarán centrados sobre la conducta y no sobre la persona.

– Primero proporcionaremos la información positiva y, posteriormente, la negativa.

– Siempre que queramos ensayar un comportamiento nuevo o distinto al que viene realizando una persona lo ejecutaremos primero nosotros para que pueda observar el modelo desde fuera.